Perú semillero universal

La corriente de Humboldt, los contrafuertes andinos y la amazonía han convertido al Perú en líder de los productos naturales. Este país merece ser designado semillero del mundo y subvencionado para precaverse de la invasión de los transgénicos.

Cuando el Sabio Antonio Raymondi llegó al Perú desde su natal Italia, un 28 de Julio de 1850, no presentía que subyugado, luego de recorrerlo y estudiarlo durante cuarenta fructíferos años, terminaría su existencia en un pueblito del norte costeño, San Pedro de Lloc.

Raymondi luego de recorrer el Perú plasmó sus estudios y experiencias en una obra donde expresó: “Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”. Fácil era suponer que, por la abundancia del dorado metal, la frase del sabio solo confirmaba tal circunstancia, sin embargo las 8 regiones naturales del Perú con 24 climas y 84 microclimas hospedando la más importante biodiversidad mundial le dan un giro completo a su profética admonición. Raymondi que era también un insigne botánico y zoólogo, sin duda, quiso destacar la presencia, dentro de la inmensa flora y fauna peruanas, de especies, hasta entonces desconocidas, que tenían todas las condiciones para enriquecer singularmente el acervo alimentario del mundo.

El Centro Internacional de la Papa estableciéndose en el Perú hacía justicia con el país de donde este importante tubérculo es oriundo logrando fijar hasta 3000 variedades nativas. Las Naciones Unidas están dedicando mucha atención a los productos milenarios del altiplano peruano atendiendo a que sus valores nutricionales superan enormemente a los que tradicionalmente se consumen. En el rango de granos destacan la quinua, la kiwicha y la cañigua; en el de tubérculos la oca, el olluco y la mashua y, en el de raíces la arracacha, la maca y el yacón. La quinua es emblemática por sus valores nutricionales y porque la Agencia Aeroespacial de los Estados Unidos la ha designado, como muy adecuada para el sustento de los astronautas.

Estas consideraciones deben despertar el interés de nutricionistas y comerciantes de alimentos y llevarlos a que fijen sus ojos en el Perú que ya ofrece al mundo el “banco de oro” nutricional que preservaron sus pobres, cuando casi nadie lo conocía, sobreviviendo en el altiplano con su consumo.