Títeres del demonio.
Con una frecuencia, que insulta a la razón y condena a la humanidad a ser digitada por el demonio, una legión de buenas personas salen a plazas y calles a pregonar que es el diablo el culpable de todo.
Esta opinión debe ser muy bien recibida por quienes, desde las alturas de su bien aprovechada y mal castigada perfidia, disfrutan impunes del beneficio que sus delictivas andanzas les concede.
Con gran sorna, los grandes corruptos y corruptores, deben estar festejando su olímpica impunidad en los actos que cometen por que "se les metió el diablo"
Al diablo con el diablo.
Los grandes corruptos y corruptores no se distinguen por ser analfabetas o poco instruidos personajes, todo lo contrario, se trata de muy bien preparados y bien pagados profesionales que, inclusive con maestrías, se dedican a expoliar a la caja fiscal con proterva voluntad y razonada decisión.
Su felonía es absolutamente imputable a ellos mismos y, no reclaman que alguien les quite su legítima autoría para dársela al diablo porque, normalmente, están protegidos por entramados legales o mafiosas colusiones.
Hay que "exsorcizar" a los corruptos.
Cuando se descubra a un corrupto existe la obligación de someterlo al "exorcismo" de una oportuna y bien fundamentada denuncia.
El "cuarto poder" felizmente existe y hoy, con la globalización y la tecnología, los medios han crecido en número y dan más oportunidad a la buena gente para que hagan las denuncias pertinentes y no queden como mudos cómplices.
Se debe tener absoluta y plena conciencia de que sin corrupción el mundo será.menos "diabólico".